Tema: JULIO SOSA un Grande (Por Carlos Lagos) Miér 02 Feb 2011, 21:53
Julio María Sosa Venturini, nació en Las Piedras, R.O del Uruguay el 2 de Febrero de 1926, hijo de Luciano Sosa y de Ana María Venturini; infancia humilde y triste. Creció en la pobreza y realizó diversos trabajos de poca monta, sin permanecer mucho tiempo en ninguno. Su deseo era Cantar. A los 12 años ganó un concurso de cantores, que le permitió ingresar en la orquesta de Carlos Gilardoni. Posteriormente lo recibió la orquesta de Hugo Di Carlo, con la que grabó seis temas para utilizar como demostración para su ansiado Buenos Aires. Con la ayuda de algunos amigos, en junio de 1949, consiguió unos pesos para costearse el viaje a Bs. As. en el vapor de la carrera, arribando a nuestro País con 4 Pesos Oro. Se hospedó, momentáneamente, en casa de unos amigos y comenzó a cantar en el Café Los Andes hoy Café Teatro Gargantúa, del Barrio de Chacarita, sito en Jorge Newbery 3563. Ahí lo escuchó Hormaza y se lo propuso a la orquesta de Franchini-Pontier, estos le hicieron una prueba y esa misma noche, previo prestarle dinero para que se comprase un traje, debutó en el Picadilli. En abril de 1953 ingresa como vocalista de la orquesta de Francisco Rotundo, donde mejora su posición económica, por la continuidad de trabajo, pero comienza a fallarle la voz, debido a un problema de pólipos en sus cuerdas vocales. Varios médicos le aconsejan dejar de cantar Para Siempre pero, el Varón del Tango, nacido para cantar, no les hizo caso. La intervención del Dr. León Elkin fue providencial, no sólo volvió a cantar, sino que lo hizo con un mejor timbre. En 1955 vuelve a la orquesta de A. Pontier, con quien se asocia. En 1960 decide iniciarse como solista, ya que él y no las orquestas eran la figura convocante y elige como acompañante a Leopoldo Federico, siendo su etapa más destacada. Su alma de poeta lo lleva a publicar un libro, titulado “Dos Horas Antes del Amanecer”, con sus versos que reflejan aquella tristeza de su infancia. Llega a la Televisión en programas como Casino; Copetín de Tango y Un As al volante, en los que demuestra su calidad de intérprete y actor. Incursiona en el cine, bajo la dirección de Hugo del Carril, en el año 1964, en la película Buenas Noches Buenos Aires. Fue la Figura descollante del Tango que captó a todo el público, especialmente a la juventud, que se identificaba con el Club del Clan, pero no dejaba de apreciar al Tango en su voz y su figura. Su carrera, pese al éxito que tenía, recién comenzaba; en carpeta varias películas y giras por el Mundo. Si lo hubiese concretado su figura tendría hoy una dimensión aún mayor. El destino le dijo basta en la noche del 24 de Noviembre de 1964, madrugada del
25, a los 38 años de edad, un trágico suceso de tránsito, al volante de su DKW Fissore, lo inmortalizó. Ocurrió en la intersección de F.Alcorta y Mariscal Castilla cuando un automóvil imprevistamente, al salir imprudentemente de un estacionamiento, se interpuso en la línea de marcha de Julio quien, instintivamente, única maniobra posible, dio un golpe de volante a la izquierda, para intentar evitar la embestida y fue a chocar contra una baliza de cemento, que eran utilizadas en varias calles de Buenos Aires como señalizadores que, a consecuencia del suceso, advirtiendo el peligro que generaban, fueron retiradas por la Municipalidad. La velocidad que llevaba su DKW Fisore Rojo, quedó marcada en su velocímetro, 90kmh, la que aparece como adecuada para la avenida por la que circulaba. No estaba borracho, como algunos pretenden, ya que la maniobra que efectuó era la única posible y natural ante la aparición sorpresiva de un automóvil que dejó la impronta de un rayón de color verde, en el guardabarros trasero derecho del DKW, un borracho no huibiese reaccionado a tiempo y, consecuentemente, hubiese chocado frontalmente en el lateral izquierdo del automóvil que apareció, saliendo de una estacionamiento, sobre la avenida. Además ni en su historia clínica, ni en el sumario que se instruyó por el hecho, existe constancia alguna de análisis de sangre. Por último, Alberto Podestá, quien fuera su compañero de canto con la orquesta de Francini-Pontier y amigo de Julio afirma, en una nota del 4-IX-2006 que “Julio no tomaba”. En algún reportaje L.Federico refirió que Julio no era un enloquecido por la velocidad. Argentina y Uruguay lloraron; el Tango lloró; el pueblo le rindió el debido homenaje. Su velatorio comenzó en un local de la calle Gallo, que no pudo albergar a todos los que quisieron acompañarlo; de inmediato un traslado al Salón de Bailes “La Argentina”, de la calle Rodriguez Peña, grande en espacio pero insuficiente para el dolor popular; de ahí al Luna Park, que apenas pudo contener a la multitud que, luego, alfombró la Calle Corrientes de flores, al paso del cortejo hasta, como decía H. Gagliardi en su poema dedicado a esa calle: “…si tu punto terminal, es el mío…Chacarita…donde un coro de floristas, nos cantan el funeral…”. Su pueblo natal recibió al hijo pródigo el 29-IV-1987. Como siempre lo recordamos y lo tenemos presente, por lo que fue y sigue siendo, voz y figura del Tango y Señor de la vida. Por eso Julio, este humilde homenaje a los 75 años de tu nacimiento y no en la fecha de tu muerte, ya que por todo aquello, seguís vivo entre tu gente. Yo, particularmente, tengo mucho que agradecerte; que me hayas honrado con tu amistad en aquellas tardes de la Richmond, cuando nos deleitabas con el acompañamiento de A. Pontier. También me hiciste comprender y querer al Tango que, en tu voz y tu presencia, tuvo un especial exponente.
Mis raíces tangueras y tu influencia me llevaron, por aquellos años, a vocalizar con el maestro Julio De Caro pero mi voz, aún juvenil, no me satisfacía. Luego el estudio y mi carrera me impidieron acercarme a la interpretación. El tiempo maduró mi voz y ahora puedo, como vos lo hiciste, “Decir El Tango”, que es: “Un sentimiento que se transmite”. Debido a que tenemos un registro y timbre similares y la temática de mi repertorio, que fue el tuyo e hice mío, porque me lo enseñaste a querer, algunos al escucharme me dicen, afectuosamente, “ Julio ”. Lo será porque se acuerdan de vos,- quien te podría olvidar -, y no porque pretenda emularte, que sería una irreverencia y un imposible. Menos aún recordando tus consejos y palabras: “Cada cual debe ser uno mismo, “…ningún “imitador” tuvo méritos, ni para con su imitado, ni para consigo mismo, ni para “el público…”. Cuando Digo El Tango, lo digo yo; si alguna similitud surge será por todo aquello y porque, como todos los que te tratamos, te llevamos en nuestro corazón. Julio Sosa hubo y habrá solamente uno; podrán haber otros cantores “mejores” o más a gusto de cada público pero, Jamás, otro Julio Sosa. Vos fuiste un ejemplo de “Vida”, enmarcándome en ello comienzo hoy con este homenaje a Un Grande del Tango, en el día de Su Vida y lo continuaremos, rememorando tu bonhomía con tus compañeros, con todos los Cultores del Tango, los que nos siguen alentando “desde arriba” y los que aún están entre nosotros, festejándoles sus cumpleaños en compañía de sus amigos y su público.
Carlos LAGOS
2 - II - 2001
3 videos sobre el accidente de Julio Sosa, recopilados por el Sr. Carlos Lagos